Para quienes habitamos las ciudades, la calle dejó de ser un espacio social en el que encontrarnos con otros, un territorio en el que construir una identidad colectiva, para transformarse, en cambio, en un lugar por el que debemos evitar transitar. Al tener que replegarnos en nuestras casas ante la inédita situación sanitaria que atravesamos a nivel mundial, la enorme cantidad de manifestaciones artísticas que habitualmente se realizan en en las ciudades quedó en suspenso.
En Buenos Aires, como en tantas otras ciudades del mundo, todos los proyectos de arte público quedaron detenidos. Sin embargo, como respuesta, muchos artistas que se dedican a realizar performances e intervenciones en espacios urbanos empezaron a hacer visibles sus proyectos desde sus propias casas. ¿Qué nos pasó a nosotros, desde la materia Prácticas de Arte Público, en el Glaux?
El espacio común en el que encontrarnos, en el que generar vínculos y proyectos, ese lugar que nos identifica y desde el que salimos juntos a explorar el espacio urbano para estudiar sus signos y realizar propuestas artísticas, pasó a ser virtual. Y la casa, donde habitualmente transcurre la vida familiar y la intimidad de cada uno, se volvió también nuestro espacio de trabajo. Entonces, apareció una pregunta: ¿cuál sería, en esta situación, el espacio público en el que proyectar nuestras prácticas artísticas?  Los límites entre lo público, lo privado y lo íntimo se volvieron difusos.

Entonces, convoqué a las chicas y chicos de la Orientación en Artes Visuales a pensar proyectos artísticos para realizar en sus propias casas. Explorando las habitaciones, los muebles y los objetos, sondeando la necesidad de marcar, modificar, intervenir. La intervención podía ser transitoria o estar destinada a permanecer en el tiempo.

Empezaron por bocetos, escribieron textos en los que plasmaron los conceptos y desarrollaron los procedimientos técnicos que iban a desplegar. Elaboraron planillas con presupuestos y un plan de trabajo. El proceso de realización fue documentado con fotos y videos que luego fueron presentados en formato gráfico y audiovisual.
Los resultados fueron de lo más variados. Pinturas murales en paredes por encargo de algún familiar; pinturas en puertas para identificar el espacio de quien allí habita o para proyectar cosas que se extrañan del exterior hacia el interior de la casa. Collage sobre un mueble para procesar la cantidad de información que recibimos a diario. Pinturas sobre objetos para rescatarlos del olvido y darles un nuevo sentido. Intervenciones efímeras con proyecciones de dibujo digital para generar la aparición lumínica de un personaje en una habitación de la casa.
Diversos espacios cotidianos fueron resignificados como set de filmación para la remake de una escena de una serie de TV o como escenario para caracterizar con maquillaje recreando la imagen de una estrella de cine.
Distintos modos de hacer visibles ideas y emociones, de singularizar un paisaje en el que nos movemos todos los días. Maneras de dejar marcas para orientarse en un momento en el que  las coordenadas de espacio y tiempo conocidas necesitan ser reconfiguradas.

Las y los invitamos a conocer parte de nuestro trabajo.