Los primeros trazos, las primeras sumas, los primeros “errores” son algunos de los signos que aparecen en el aula de un 1º grado y que las maestras leemos para conocer a los chicos y estar cerca de ellos. Para hacer diagnósticos y pensar intervenciones inteligentes cuando comienza el proceso de alfabetización.
Este año, en el que debimos enseñar y aprender a través de las pantallas, en el que las tecnologías, más que “nutrir” nuestras prácticas, se transformaron casi en la “base” de todas ellas, fue un desafío. ¿Cómo se puede estar cerca a través de las pantallas? ¿Cómo encontrar en ellas algunas oportunidades? ¿Cómo se hace para acortar distancias? ¿Cómo repensar las intervenciones docentes en esta situación?
Nos tocó imaginar nuevas estrategias y herramientas para enriquecer las propuestas didácticas que llegaron a los hogares en diversas modalidades y formatos.
Por ejemplo, trabajamos con dos tipos de vídeos. Los primeros estaban destinados a las familias: era importante que supieran que los chicos no siempre escriben en la forma en la que estamos acostumbrados a hacerlo los adultos. Les conté que una misma letra, una misma idea puede estar escrita de diferentes maneras de acuerdo a las etapas que los chicos van transitando.
Busqué calmar algunas ansiedades y preocupaciones y proponer una forma de acompañamiento de largo aliento. Porque los errores y las dificultades, como sabemos quienes enseñamos, son parte del camino.
Además, preparé videos para los chicos. Lo que la virtualidad no pudo vencer fue su entusiasmo, que es el punto de partida para cualquier estrategia.