Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, las personas se educan entre sí con la mediación del mundo.
Paulo Freire

Este año comenzó como cualquier otro: con expectativas, sueños y muchas ganas de estar con los niños de la escuela. El Glaux es un lugar de pertenencia tanto para los alumnos como para los docentes y cada nuevo ciclo lectivo despierta un gran entusiasmo. Pero la vida nos tenía preparada una prueba gigante: los maestros y los chicos no estábamos preparados para semejante odisea.
Quienes construimos el Glaux día a día nos pusimos al hombro un trabajo titánico, como lo es dar clases virtuales, sin saber que a muchos chicos la virtualidad les iba a jugar una mala pasada, ya que les haría falta eso tan preciado: tener a su maestro en el día a día, con sus preguntas contenedoras, sus chistes, su mirada. He aquí mi trabajo: contener y acercar la escuela a cada familia, a cada niño.
Empecé por un relevamiento, grado a grado, de los niños a los que les estaba costando o que se estaban atrasando en las actividades diarias.

En general, su problema no eran los contenidos sino la falta del día a día. Fue la pérdida del aula, de la pregunta, de la mirada, de la palmada en la espalda, esas charlas cómplices, lo que había generado estas dificultades. El trabajo fue arduo, pero muy estimulante: hablar con las familias, entablar vínculos con los alumnos, armar las clases, implementar juegos de disfraces o simplemente abrir la charla para que me contaran cuáles eran sus intereses y preocupaciones en este año tan particular.

Esto generó un gran trabajo y avances por parte de ellos, que fueron logrando ponerse al día y conversar acerca de cómo estaban pasando estos momentos.
Fui organizando la semana de manera tal que el espacio de tutorías pudiera tener y ocupar un tiempo, tanto para el apoyo escolar como para lo lúdico, que permitiera generar un vínculo seguro para el buen acompañamiento por parte de la escuela para con los niños. Armé la semana, por día y por grado, las clases fueron coordinadas con sus docentes, con las actividades adeudadas, despejando dudas o simplemente organizándolos. Todo el tiempo estuve en contacto con las familias: por mail me iban preguntando y charlando sobre sus hijos, y sacándose dudas sobre el avance que tenían en este tiempo.
En el Glaux creemos que el mundo es una herramienta vital para la adquisición de los saberes, y el momento que vive el mundo nos tiene que enseñar algo y ese algo tiene que ser que nadie se salva solo, que en conjunto es mejor, que con la cooperación es mejor. Por eso creamos el apoyo escolar, para acompañar, tanto a los niños como a las familias.