— La música es nuestra colchita en esta pandemia: suave, calentita, acogedora.

Así se expresó la mamá de Juani, alumno nuevo de nuestra orquesta Clave de Glaux, y así nos transmitió el sentimiento que los envuelve cuando los chicos hacen música, aún en casa. Sabemos que la alegría de verlos y escucharlos plasmando sus pequeños grandes progresos es indescriptible. Estas sensaciones eran un privilegio que teníamos las tardes de orquesta en la escuela, hasta que un virus imperceptible nos obligó a replantear todo y a refugiarnos en nuestras casas.
De repente, alumnos y maestros nos vimos impedidos de lo presencial, de vernos en la escuela: ese gran espacio de encuentro, con horarios, rutinas y complicidades, tan importante para quienes trabajamos ahí y para los chicos; y también para el arte y en especial para la música, porque la música no se transmite solo con la cabeza, sino también con el cuerpo y el corazón.

Pero trasladamos la intimidad de las aulas a los hogares y se generaron otros espacios, físicos y virtuales, que al decir de la mamá de Beni “permiten estar cerca a pesar de las distancias”.

El tiempo también se transformó: ahora se puede pausar y retroceder tantas veces como lo necesite el pequeño músico que imita la posición de los dedos del video que su profesora le preparó exclusivamente.
Todo cambió en estos meses, pero la orquesta sigue sonando y no es precisamente la del Titanic. Está más fortalecida porque también las familias se suman a las clases, como lo cuenta la mamá de Delfi y Ame: “nos copamos todos con las actividades rítmicas de Ame, Delfi decidió sacar su cello, y terminamos todos bailando”. Y en otros casos se cuelan los hermanitos, quizás futuros integrantes de esta orquesta que la Fundación Cultural Glaux impulsa desde ya hace varios años.
A estas imágenes se suman las constantes expresiones de afecto de los padres y madres valorando nuestro trabajo. Como nos dijo la mamá de Male: “alguien que espera y los busca del otro lado de la pantalla pronunciando sus nombres tiene un gran valor y es un aporte invaluable para el bienestar y su salud mental… emocionan esas manitos que progresan día a día”. Compartimos así la alegría de ver sus progresos junto a las familias.
El feedback que logramos en estos meses con los chicos de la orquesta, a los profes, definitivamente, nos llenó el corazón. Nuestro arte está absolutamente detenido en este momento de pandemia, en todo el mundo, y eso nos duele, pero es muy reconfortante ver a nuestros alumnos cada semana, con entusiasmo, preparados siempre para nuestros encuentros, mostrándonos sus logros y recibiendo las correcciones, contándonos sus sentimientos, a veces con música y otras con sus palabras. Nos emociona verlos crecer física, intelectual y espiritualmente.
Para cerrar, las palabras de Virginia, la madrina de la orquesta, definen estos momentos: "De las crisis se puede salir fortalecidos, la orquesta es una clara muestra de ello porque el concepto de orquesta encierra en sí mismo la clave de la fortaleza, la solidaridad, el trabajo mancomunado, donde todos ponemos lo mejor de nosotros guiados por la gran protagonista: la música”.

ZOOMCONCIERTO DE OCTUBRE

Interpretando “Trepak” de la suite Cascanueces de P.I. Tchaikovsky.